Microbiología en el marco de la salud humana
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La síntesis científica base en la cual se soporta una de las grandes ramas de la medicina biológica se origina en el año 1811 a partir de los planteamientos científicos de Friedrich Samuel Hahnemann médico creador del sistema de medicina alternativa denominada Homeopatía, la cual afirma que para determinar el tratamiento medicamentoso adecuado, se establece un fundamento o principio de similitud (similia similibus curentur = los semejantes pueden curarse con los semejantes) el cual sostiene, que existe una reciprocidad entre los síntomas de una enfermedad y aquellos que desarrolla el organismo sano tras la ingesta de una tintura madre o sustancia diluida (diluciones y potencias homeopáticas).
La expresión clínica que se manifiesta en un paciente a través de la enfermedad se puede superar mediante una enfermedad similar, inducida artificialmente. La homeopatía clásica utiliza medicamentos unitarios u oficinales, constituidos por una sola sustancia, o complejas mezclas de diversas sustancias biológicas llamados compuestos o magistrales. Con los avances científicos en biología molecular y basándose en el planteamiento homeopático, en 1952 se establece la “teoría de la homotoxicología” desarrollada por el médico aleman Hans Heinrich Reckeweg, La medicina antihomotóxica se sustentó en función de la indicación, es decir orientación a los síntomas objetivos en una composición de sustancias en potencias (diluciones homeopáticas) bajas o medias.
Finalmente, para la década de los 60´ se establece el respaldo científico de esta práctica con el principio aún vigente, denominado la “Ley de Arndt-Schulz” o “Ley del umbral” elaborado por el psiquiatra Rudolf Arndt y el farmacólogo Hugo Schulz, la cual, demuestra una diferenciación cuantitativa del efecto de los medicamentos sobre biosistemas.. La ley establece que:
Teniendo en cuenta que en el desarrollo de una enfermedad se ven implicadas sustancias histocompatibles, se justifica a nivel científico la utilización simultánea de “antitoxinas” potenciadas como las que están presentes en los medicamentos antihomotóxicos. H.-H. Reckeweg establece el principio fundamental de la homotoxicología;
“Según la homotoxicología, todos aquellos procesos, síndromes y manifestaciones que conocemos como enfermedades son la expresión de la lucha del organismo contra las toxinas y de su intención de neutralizarlas y excretarlas. El organismo ganará o perderá esta lucha. Esos procesos que denominamos enfermedades son siempre procesos biológicos, es decir, procesos teleológicos naturales, que sirven para la defensa contra las toxinas y la destoxicación.”
La homotoxicología es una disciplina de la Medicina y una gran rama de la Medicina Biológica en la cual se emplean medicamentos biorreguladores homeopáticos para estimular a nivel químico, biológico y físico la capacidad de respuesta curativa de manera fisiológica y natural.
La medicina antihomotóxica emplea sustancias activas diluidas (diluciones y potencias homeopáticas) promoviendo la desintoxicación de tejidos, colaborando con el sistema inmunológico en la regulación de la inflamación y restableciendo el funcionamiento celular.
En toda enfermedad se desarrolla un proceso inmunológico basal el cual busca neutralizar las sustancias tóxicas (homotoxinas) y expulsarlas a través de manifestaciones o alteraciones patológicas.
La homotoxicología actúa como asistente inmunológico al estimular la generación de anticuerpos y con ello la capacidad de respuesta inmune en el restablecimiento del equilibrio y la eliminación de sustancias nocivas, para diversos síntomas en diferentes fases de la enfermedad.
En términos de indicaciones médicas convencionales, la medicina antihomotoxica se vincula a la alopatía tradicional, mientras la utilización de sustancias potenciadas la ligan a la homeopatía. La medicina antihomotoxica es el eslabón entre medicina alopatica y homeopatica.
Las enfermedades son la expresión de procesos curativos biológicamente necesarios
En todas las enfermedades existen procesos de transformación explicables desde el punto de vista químico/material, El estudio de la biología molecular ha contribuido de gran manera en la comprensión e identificación de los procesos químicos que ocurren en determinadas patologías. Las enfermedades son la expresión de mecanismos de defensa biológicos contra homotoxinas endógenas y exógenas (fases de excreción, inflamación y deposición) o bien, representan el esfuerzo biológicamente necesario del organismo para compensar lesiones homotoxicas agravadas, que afectan directamente el funcionamiento celular (fases de impregnación, degeneración y desdiferenciación).
El verdadero signo de buena salud, consiste en encontrarse libre de homotoxinas y de los daños que estas generan.
Es un reto este tan anhelado estado ideal, pues todo el tiempo el organismo está expuesto y en contacto con homotoxinas desde la fuente alimenticia, el ambiente e incluso, el contacto social. Toda terapia biológica tiene como objetivo, el restablecimiento de ese estado ideal, libre de toxinas nocivas y síntomas no deseados.
Con ello, la curación es el camino por el cual llegamos al estado ideal. El efecto curativo se exterioriza, en dos procesos. El primero es la detoxificación de homotoxinas y el segundo es la expulsión de las mismas a través de los mecanismos de regulación.
El término general de ”homotoxina” proviene del latin homo = hombre y del griego toxon = toxina. Son todos aquellos factores materiales e inmateriales que impactan y causan trastornos en los seres humanos. La acción de estos agentes nocivos genera desregulaciones en el organismo, provocando enfermedades que se originan por efecto de las homotoxinas procedentes del exterior (Homotoxinas Exógenas) como a nivel interno (Homotoxinas Endógenas).
Son productos químicos de reacción, compuestos originados a partir de la combinación de varias homotoxinas o de homotoxinas con otras sustancias que neutralizan las propiedades tóxicas de las mismas facilitando la detoxificación del organismo.
También denominados tóxicos residuales, son depósitos de homotoxinas con sustancias endógenas que no pueden ser eliminadas mediante la excreción o la inflamación.
Es un estado fisiopatológico provocado tras la acción de una homotoxina sobre las células y tejidos. Una homotoxicosis se designa según la homotoxina que la origina, manifestándose de forma humoral o celular con cambios morfológicos a nivel histológico. Es un fenómeno que induce a respuestas inmunes para el restablecimiento de las condiciones y funciones celulares.
Es la regulación local del sistema básico de defensa el cual está conectado a los sistemas superiores de regulación nervioso, hormonal y humoral. El sistema básico está constituido por la matriz extracelular, componentes celulares, humorales y nerviosos. La regulación del espacio extracelular (matriz extracelular) es decisiva para la eficacia de las catálisis extra e intracelular al actuar como un filtro molecular en todos los complejos celulares a través de sus componentes; complejos polímeros de glicoproteínas e hidratos de carbono (proteoglicanos (PG), glicosaminoglicanos (GPGs)), proteínas estructurales (colágeno, elastina) y glicoproteínas de soporte (Fibronectina).
Refleja el desarrollo cronológico de diferentes síntomas de una enfermedad en el mecanismo de la regulación basal. Cada fase se transforma en otra de forma fluida, manifestando síntomas guía particulares en cada etapa. Hay tres grandes fases, fases humorales (enfermedades de la disposición), fases de matriz (corte biológico) y fases celulares (enfermedades de la constitución). En las fases humorales de la patología, el organismo expulsa las homotoxinas por vías fisiológicas (Fase Excreción) o mediante reacciones patológicas (Fase Inflamación) sin alterar sistemas intracelulares. En la fase de matriz las homotoxinas se depositan en el retículo de la matriz extracelular (Fase de deposición) o pueden llegar a formar parte del tejido conjuntivo (Fase de Impregnación), produciendo sobrecarga y lesión progresiva de las estructuras intracelulares. Finalmente en la fase celular, las toxinas producen desarrollos patológicos de destrucción celular (Fase de degeneración) o pueden generar formas celulares indiferenciadas, malignas (Fase de desdiferenciación).
En las fases humorales no están alterados los sistemas intracelulares. El sistema de defensa se halla intacto y puede eliminar las homotoxinas a través de diferentes vías. En la fase de excreción ocurren manifestaciones como el aumento de los mecanismos fisiológicos de excreción como secreciones o fluidos. En la fase de inflamación las patologías se caracterizan por una inflamación exudativa que facilita la aceleración de la eliminación de las toxinas del organismo.
En esta etapa, las homotoxinas se depositan primeramente en el retículo de la matriz extracelular. Con su evolución, la homotoxina altera los componentes y funciones de las estructuras celulares, generando una sobrecarga y lesión progresiva. En la fase de deposición, los mecanismos de excreción del organismo están sobrecargados y las toxinas se depositan en la matriz extracelular.
En esta fase avanzada de una enfermedad, los sistemas de la célula experimentan una destrucción progresiva. El sistema inmune del organismo no tiene la capacidad de eliminar por sus propios medios las toxinas de las células y de la matriz extracelular. En la fase de degeneración, se producen desarrollos patológicos que conducen a lesiones y destrucción de las mayores unidades celulares de un órgano. Finalmente en la fase de desdiferenciación, encontramos enfermedades generadoras de formas celulares diferenciadas y no especializadas. Al final de esta fase se originan las enfermedades malignas.
El corte biológico es una línea de separación imaginaria situada entre las fases de deposición y las de impregnación. Mientras que en la fase de deposición aún es posible la eliminación simple de las toxinas (en las fases de excreción, inflamación y deposición el organismo ha hecho frente a las homotoxinas, eliminandolas, neutralizandolas o depositandolas sin lesiones celulares), en la fase de impregnación tienen lugar crecientes alteraciones estructurales y funcionales, dificultando la eliminación espontánea endógena de las homotoxinas (en fases de impregnación, degeneración y desdiferenciación el organismo no puede eliminar los agentes nocivos de la matriz extracelular pues ya están incorporados en su estructura). En conclusión, el corte biológico representa el límite del poder de autocuración del organismo.
Las enfermedades con síntomas consecutivos (fases patológicas) se pueden considerar como un constante proceso defensivo contra la misma homotoxina. Cada tejido embrionario reacciona y cambia de forma diferente al contacto con el agente tóxico y con ello resulta el variado cambio de la sintomatología. Ese efecto de cambio en los tejidos embrionarios, causado por las homotoxinas, se le llama “efecto de vicariación”. El proceso de cambio se exterioriza como el tránsito de una enfermedad a otra, casi siempre totalmente diferente.
El cambio de fase en dirección izquierda-derecha y/o hacia abajo, se conoce como vicariación progresiva, efecto biológicamente desfavorable y peligroso, manifestando alteraciones enzimáticas, retoxicación y agravación de la sintomatología global de la enfermedad. El desplazamiento derecha-izquierda y/o hacia arriba, se denomina vicariación regresiva, efecto beneficioso desde el punto de vista biológico trayendo consigo una reactivación de procesos detoxicantes y una marcada tendencia hacia la expulsión de las homotoxinas (principio de excreción), mejorando la sintomatología de la enfermedad.
En las fases de matriz de una enfermedad se desarrollan frecuentemente procesos inmunológicos que buscan regular y eliminar toxinas a través de respuestas humorales (Inmunoglobulinas y linfocitos B) y celulares (células T, granulocitos y macrofagos). En estas fases de deposición e impregnación todavía es posible una vicariación regreciva. La terapia antihomotóxica estimula reacciones antigénicas que a bajas dosis (potencias y diluciones homeopáticas) actúan como inductores y reguladores, restableciendo el funcionamiento enzimático alterado. El sistema de defensa reacciona al contacto con agentes tóxicos activando diferentes sistemas subsidiarios; El sistema retículo endotelial, el sistema de defensa hiposo-suprarrenal, la defensa neural, la función detoxificante del hígado y del tejido conectivo mesenquimático.
La terapia antihomotoxica en sus diferentes vias de administracion llega a la circulación sistémica enfrentando de forma inespecífica y directa a los macrofagos/monocitos, y con ello, su contacto con los linfocitos que patrullan los epitelios mucosos. Una vez fagocitada la homotoxina (dosis baja del antígeno, en diluciones y potencias homeopaticas), los macrofagos forman una cadena de 5 a 10 aminoácidos (motivo aminoácido) de la sustancia a su superficie, ligandose al complejo principal de histocompatibilidad(MCH). De esta manera, los motivos aminoácidos se vuelven reconocibles para los linfocitos (inmaduros -Th0-) aún indiferenciados. Los linfocitos al unirse con los aminoácidos se convierten en células Th3 reguladoras, las cuales viajan a través de los vasos linfáticos a los nódulos linfáticos más cercanos, formando allí, clones celulares con “motivos aminoácidos” o una secuencia celular similar (principio de similitud de la medicina antihomotoxica). Las células entran por medio de las venas poscapilares al torrente sanguíneo repartiéndose por todo el organismo a través de la circulación.
En las zonas alteradas especialmente en áreas de inflamación, se atraen las células Th3 (Organotropismo, histotropismo) y estas reconocen a los linfocitos inflamatorios de secuencia similar (células T4 y linfocitos auxiliares Th1 y Th2), estimulando la secreción de la citocina TGF-B (factor transformante del crecimiento tisular beta) y en menor medida las IL 4 e IL 10 (interleucina 4 y 10) reforzando su propia desactivación . El TGF-B es la citocina antiinflamatoria mas potente del organismo, pues inhibe las células T4 y sus auxiliares y simultáneamente se estimulan los linfocitos B para realizar síntesis de inmunoglobulinas. De esta forma, la terapia antihomotoxica actúa como asistente inmunológico estimulando la formación de anticuerpos (diferentes motivos antigénicos) desde varias direcciones en diferentes tratamientos para enfermedades tanto en las fases situadas a la izquierda y a la derecha del corte biológico.
La terapia biorreguladora antihomotóxica tiene dos grandes categorías de medicamentos; medicamentos homeopáticos simples (oficinales) y compuestos (magistrales).
Los bioterapéuticos antihomotóxicos actúan siempre favoreciendo el desarrollo de vicariaciones regresivas, asistiendo inmunológicamente el sistema de regulación basal, contra diferentes homotoxinas presentes a lo largo de las fases patológicas. El tratamiento bioregula las reacciones defensivas biológicamente necesarias (enfermedades) y reestructura las funciones enzimáticas alteradas, promoviendo la activación de mecanismos de defensa y con ello, la identificación y eliminación de toxinas restableciendo el funcionamiento celular. Unas de sus ventajas;
El corte biológico es una línea de separación imaginaria situada entre las fases de deposición y las de impregnación. Mientras que en la fase de deposición aún es posible la eliminación simple de las toxinas (en las fases de excreción, inflamación y deposición el organismo ha hecho frente a las homotoxinas, eliminandolas, neutralizandolas o depositandolas sin lesiones celulares), en la fase de impregnación tienen lugar crecientes alteraciones estructurales y funcionales, dificultando la eliminación espontánea endógena de las homotoxinas (en fases de impregnación, degeneración y desdiferenciación el organismo no puede eliminar los agentes nocivos de la matriz extracelular pues ya están incorporados en su estructura). En conclusión, el corte biológico representa el límite del poder de autocuración del organismo.
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